jueves, 8 de septiembre de 2011

La Productividad del “garçon” de Café (Jean-Paul Sartre)

Jean-Paul Sartre estaba sentado en un típico Bistrot parisino cuando observó el trabajo del “garçon” escribiendo: Consideremos a este camarero en el Café.  Su movimiento es raudo y preciso, demasiado exacto, demasiado rápido, va hacia los clientes con un paso demasiado ágil, se inclina con demasiado apresuramiento, sus ojos, su voz expresan un interés demasiado lleno de solicitud por el pedido del cliente….
Él juega, se divierte. ¿Pero a qué está jugando? No hay que observar mucho rato para darse cuenta: “está jugando a ser camarero de Café”.
¿Por qué juega? Porque tiene miedo de realizarse realmente, explicará Sartre en  “El ser y la nada” (1943).  El camarero se miente y esta mala fe no hace sino traicionar su miedo a existir libremente.
Porque si hay una cosa que defiende el existencialismo, es que el hombre es libre. Libre y al mismo tiempo condenado a escoger su vida y a comprometerse con ella.
Ahora bien, algunos rechazan este destino y prefieren simular y fingir más que existir realmente. Sartre, sin embargo, sostiene que el hombre se realiza cuando muestra “lo que él es”, sin juego ni mentira…
Aunque estoy seguro de que en aquella reflexión Sartre no pensaba en la productividadEl único camino para que un negocio pueda crecer y aumentar su rentabilidad es aumentando su productividad.
Y uno de los aspectos fundamentales, junto a la utilización de métodos y sistemas salariales, es el estudio de tiempos   y ese “demasiado” no deja de ser muy positivo para la Productividad.
¿Somos libres pero estamos condenados a se Productivos?

Mark de Zabaleta


1 comentario:

  1. Entrar en Sartre o en Albert Camus significa meterme en lo más profundo de mi mundo intelectual. Aunque me siento hijo de los dos, reconozco que más de Albert Camus. Pereo no puedo olvidar la apasionada lectrura de los tres volúmenes de Sartre LOS CAMINOS DE LA LIBERTAD. Lo mismo que te digo que todavía estoy mirando EL SER Y LA NADA en la estantería y ahora ya séw que no lo voy a leer nunca. Me gusta lo que escribes, amigo. Un abrazo

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