viernes, 19 de septiembre de 2014

Mark de Zabaleta: el Flujo Circular de la Renta.



El flujo circular de la renta es un modelo que sirve para explicar de forma muy simplificada el funcionamiento básico de la actividad económica. Este modelo nos  ayuda a entender entre quienes se produce un intercambio, es decir, quienes intervienen en la economía y en qué consisten esos intercambios.
El modelo más sencillo del flujo circular de la renta representa una economía con sólo dos agentes: las economías domésticas y las empresas. Existen otros agentes, el Estado y el Sector exterior, que, a través de los impuestos y transferencias que realiza el primero a economías domésticas y empresas y las exportaciones e importaciones que realiza el segundo, influyen en el flujo circular de la renta.
El tema es analizar cómo se mueve la renta en una economía. A continuación trato de resumir una curiosa explicación que dio un economista americano en una de sus conferencias sobre este tema. Allí se trataba de un hombre de negocios de la ciudad que se presenta en un pueblo perdido de un Estado del interior. Este “golpe de efecto” se ha trasladado de diferentes formas a todos los idiomas…pero permite asimilar el concepto del “flujo circular de la renta” de una forma inolvidable.
Versión resumida a la “española” (existen múltiples versiones): En esta se habla del sector exterior (se importa algo) y del sector público (se paga algo al ayuntamiento)…siempre con un irónico sentido del humor:
Llega un americano vestido impecable, con traje y corbata, a un pueblo perdido de Castilla y pregunta  a un vecino, en un perfecto castellano, dónde hay un hotel. Éste le responde que en el pueblo no hay hotel, pero que en la Plaza Mayor hay una Pensión muy buena.
Nuestro “turista” aparca su cochazo (americano) en la Plaza y entra en la Pensión. Se presenta y pregunta al posadero si tiene una “suite”,  le dice que no, pero que en el cuarto piso hay una habitación muy grande con cuarto de aseo. Mister Smith le dice que viene con idea de instalarse en el pueblo para montar una fábrica de componentes electrónicos, le deja su pasaporte y  20 billetes de 100 Euros ( ¡a lo grande!) tras preguntar si sería suficiente para instalarse unos tres meses ( le había dado como precio 25 Euros/noche), pero que primero sube a ver la habitación y refrescarse.
Antonio, el posadero, con los billetes en la mano ve la oportunidad de saldar sus cuentas con la tienda de ultramarinos, la carnicería, el pescadero, el panadero, el transportista, el mecánico y hasta el alquiler que debía al ayuntamiento por el salón que le dejaron usar para una reunión de viajantes de pinturas que vino a la Pensión.
El mecánico debía dinero de unos amortiguadores importados al del transporte, que a su vez debía en la panadería y los ultramarinos. El del ayuntamiento tenía facturas pendientes con el carnicero. El panadero pagó al pescadero, que, a su vez, hizo las paces con el mecánico….
Al cabo de una hora y veinte minutos entra una chica de muy buen ver en la Pensión y deja sobre el mostrador los 20 billetes de 100 Euros que debía al posadero por la utilización “regular” de la habitación en estos últimos meses…¡porque fiaba a casi todos los del pueblo!
Finalmente el americano baja tras refrescarse, le dice al posadero que casi prefiere comprar una casa, le deja un billete de 50 y recupera sus 20 billetes de 100 y su pasaporte.
Cuando una economía entra en crisis es porque se va desinflando tanto el Consumo, porque no hay ingresos debido a que las empresas ( comercios etc.) no venden (y despiden empleados), como la Producción de las mismas debido a la falta de confianza. Es en ese momento cuando hace falta un acelerador que permita volver a lanzar esa complicada maquinaria, sus engranajes, en movimiento…
Y ese acelerador no tiene que ser necesariamente un Banco ¡!

Mark de Zabaleta

1 comentario:

  1. La historia está muy bien. Da incluso para imaginarse una variante: imaginémonos que el dinero que pone en la mesa el yanki rico hubiera sido falso. O que ni siquiera lo hubiese tenido de verdad, sino que su ostentación hubiese sido una manera de ganarse la confianza del posadero que estaría dispuesto a concederle crédito, que a sus vez se hubiese propagado siguiendo ese circuito de deudas comunes en el pueblo, en una especie de burbuja.

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